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¿Quieres libertad o unos zapatos?

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Les presento a Carla.

Carla vive sola (¡al fin!). Como tiene trabajo, se alquiló un departamento de 2 habitaciones. Como le gusta, y se lo merece «por aguantarse su trabajo», sale de compras de tanto en tanto. A veces compra ropa. A veces compra pavadas para el departamento. A veces, si no, se las regalan.

Eventualmente, su armario le quedó chico, así que puso un par de cajas de zapatos en otro lado, y amontonó la ropa. Este, claro, es el lado «bonito» de la historia. ¿El lado «feo»? Son esas mismas cosas las que le evitan a Carla tener las vacaciones que siempre quiso.

¿Por qué?

Porque sólo usamos el 20% de la ropa que tenemos el 80% del tiempo, lo cual provoca que exista un 80% de la ropa que está ahí, generando tres cosas:

1. Preocupación mental y perdida de energía: cada vez que pasa frente al armario Carla reniega y piensa en que en cuanto tenga unos días libres lo acomoda.

2. Gastos Innecesarios: por la ropa que no usa, su mantenimiento y porque si tuviera menos cosas podría haber comprado un armario de 2 puertas en lugar de uno de 3, y alquilar un departamento más chico, ahorrando en alquiler.

3. Tiempo Perdido: todas las semanas limpiar se hace más largo, porque hay mucha ropa que acomodar y adornitos que mover.

Esto todos lo saben, ¿no? El problema es que no todos lo ponen en números lo suficiente como entender su impacto.

Ahora, Carla puede verlo así:

– El 1% de sus energías diarias se van en eso. En un año, eso implica que perdió 3,6 días sólo preocupándose.

– En el último año compró una prenda innecesaria cada mes. Eso, por lo menos, fueron $300 por mes. En total, fueron más de $3600 por año.

– El mantenimiento de ropa que no usa le cuesta, más o menos, $50 por mes (pequeños arreglos, productos para cuidar, etc.). En total, fueron $600 al año.

– La diferencia en el armario fueron unos $800. El haber buscado un departamento más grande le cuesta $500 extra por mes, con lo que el último año fueron $6000.

– Si tiene que limpiar su departamento tarda, mínimo, 20 minutos más cada día de los que tardaría si no tuviera tantos objetos. Eso suma 7300 minutos al año, lo cual equivale a 120 horas, lo cual equivale a 15 jornadas de 8 horas laborales. A eso hay que sumarle la tarde perdida de vez en cuando tratando de acomodar lío acumulado. Digamos, en total, que pierde 16 días laborales en un año.

Ahora sumemos: $3600 + $600 + $800 + $6000  + 16 días laborales… ¿Son unas buenas vacaciones, no?

Y, sin embargo, Carla no se da cuenta. Y sigue siendo presa de esa ropa que nunca usa y de esos adornitos que acumulan polvo.

El problema central es, ¿queremos tener para ser? ¿O simplemente ser?

Yo creo que la segunda. No existe una sola persona con la que haya conversado de este tema que al día siguiente no tire algo de su casa, o piense dos veces antes de la próxima compra.

No se trata de no comprar, o de no tener.

Se trata de liberar energía, dinero y tiempo para poderlo usar en cosas que nos resulten realmente significativas: un viaje, una cena con un ser querido, una tarde libre para caminar por la naturaleza.

Se trata de tener menos para vivir más y de disfrutar de la auténtica libertad que trae.

Un post invitado de SuperHábitos escrito por Matías @MatiasSalom

 

6 comentarios en «¿Quieres libertad o unos zapatos?»

  1. Buen artículo Matías. De hecho, yo creo que te quedaste corto con los números… es decir, a Carla, por lo visto no le gustan las cosas caras jeje pero de cualquier forma, el concepto es cierto e interesante. El consumismo en el que estamos atrapados es preocupante porque, si no estamos comprando o gastando, tal pareciero que no estamos contentos. Sin duda, como sociedad, tenemos que aprender a valorar lo que es realmente importante y no solamente gastar por gastar.

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  2. Carlos!

    Es verdad :) Los números los acomodé más bien hacia abajo, para evitar que sea una excusa más en el camino. Normalmente lo importante y más valioso no depende del dinero, pero toma cierta tranquilidad y paz interna el darse cuenta y aceptarlo. Tal como decís, la cultura de consumo es muy fuerte y tiene una presencia cotidiana a nuestro alrededor, ¡por suerte hay comunidades en Internet que nos recuerdan lo contrario!

    Responder

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