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Las cicatrices de la escasez #238. Parte 1

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Las cicatrices de la escasez

Cuando mi esposo y yo teníamos poco tiempo de casados, estábamos en un centro comercial y vi una chamarra de piel sencilla pero muy bonita y claro, de un precio que yo no estaba acostumbrada a pagar. Nunca había tenido una chamarra de piel.

La escasez que viví de pequeña, y todavía de joven, dejó fuertes cicatrices en mi que se ven reflejadas aún hoy en ciertos comportamientos, como ese día en el centro comercial que pasamos horas hasta que mi esposo me convenció para regalarme esa chamarra.

Aunque, desde hace tiempo, sospechaba que la escasez dejaba trauma, cicatriz, lo vine a comprobar hace unas semanas apenas cuando hice un video en TikTok preguntando sobre los hábitos extraños de la escasez, y 791.9k Vistas + 11k comentarios me lo han confirmado.

Amigos, no saben las historias, las lágrimas, la cantidad de personas que no sabían que tenían cicatriz de escasez y se dieron cuenta con mi video.

Ha sido realmente emocionante.

La mentalidad de escasez existe, es real. Y, en especial, nos afecta a la hora de RECIBIR.

 

Y si no podemos recibir, ¿cómo vamos a mejorar nuestra situación financiera?

 

En este primer episodio de la nueva temporada de Lana&Podcast, platicaremos sobre los hábitos que permanecen en nosotros cuando en algún momento de nuestra vida sufrimos escasez.

¡Ah!, cuando lo escuches sabrás la tarea que te dejo encomendada y que es muy importante ;)

Yo por mi parte, trabajaré en la parte 2 de esta entrega, episodio 239, donde te compartiré acciones prácticas para cambiar nuestra mentalidad de escasez por una de abundancia.

 

¡Disfrútalo! y, por favor, comparte en los comentarios ¿Cuál es tu hábito raro que te dejó la escasez?

 

DESCARGA, ESCUCHA Y ¡COMPARTE!

Este episodio dura 28.27 minutos y pesa 39.0 MB

 

 

 

LINKS DE ESTA EDICIÓN:

Ve el video que desató todo en Tiktok

El impacto de la escasez en nuestras decisiones financieras

 

IMPERDIBLES:


Lana&podcast en:


 

Lana y Podcast

17 comentarios en «Las cicatrices de la escasez #238. Parte 1»

  1. Que buen episodio, me hizo reflexionar. Por que si descubrí algunas cosas raras que hago por cicatrices de la escasez. Sabes lo que se me hace más curioso, es que nunca he sufrido periodo de escasez, aunque mis padres si. ¿Crees que las cicatrices se transfieren a otra generación?

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    • Totalmente!!! Porque ellos siguen teniendo hábitos creados por la escasez que aunque ya estén en una mejor posición, siguen con ellos y los heredan a sus hijos tanto como ejemplo, como enseñanza.

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  2. UN MENSAJE DE AGRADECIMIENTO
    Hola Sonia.

    Me da mucho gusto saludarte. Tenía algunos meses sin escuchar tu podcast pero hoy por casualidad me encontré con el episodio que publicaste hoy (Las cicatrices de la escasez), y reflexionando me di cuenta que nunca había tenido oportunidad de agradecerte por el enorme impacto que tu podcast ha hecho en mi vida. Así que espero que puedas leer este mensaje:

    Antes de escuchar tu podcast no tenía idea de cómo administrar mi dinero. Como muchas otras personas tuve una escasa, casi nula educación financiera, vivía al día, haciendo mis cuentas en la mente para al final de la semana darme cuenta de que me faltarían unos pesos. Sin embargo, desde que comencé a escuchar tus podcasts mi vida a dado un giro 180 grados. Comencé descargando el archivo de excel para el registro de gastos que creaste, después descargué una aplicación de para registrar mis gastos en el celular y no dejar pasar algo cuando hiciera un gasto imprevisto en la oficina o en el supermercado. Desde ahí, ya no hubo vuelta atrás y puedo decirte que mis ahorros se han incrementado en un 300%, he tenido oportunidad de dar a otros en momentos difíciles y hasta me he convertido en el ejemplo a seguir de personas cercanas sobre cómo administrar el dinero. Todo esto no hubiese sido posible sin tus consejos prácticos, sin tu dedicación y sobre todo sin la pasión que transmites en cada uno de los episodios que publicas.

    Hoy quiero agradecerte con estas breves palabras por la labor que haces. No tienes idea de cuántas vidas estas tocando con tus consejos. Quiero animarte a que continúes trabajando como hasta el día de hoy, porque tu podcast vale la pena. Te mando un gran abrazo virtual libre de coronavirus jeje y te deseo mucha salud y prosperidad en este 2021.

    ¡GRACIAS!
    Germán Rocha

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  3. Me encantó este capítulo, porque aunque no tuve una infancia de escasez, para mí todo empezó cuando me fui de casa a estudiar la universidad y tenía que hacer rendir el dinero que mis papás podían darme para comidas, pasajes, y además querer irme a divertir. Creo que eso de no ser capaz de aceptar un regalo de alguien me cuesta bastante, no usar la ropa bonita para que no se gaste ?, sacarle hasta la última gota a cremas, shampoo, pasta de dientes, etc. También he aplicado la de pedir lo más barato en restaurantes, ya no lo hago pero si la aplique.

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  4. En mi caso me he cachado algunos hábitos de escasez, si bien no recuerdo haber tenido escasez en la niñez, se que mis padres sí, y por ello nos dieron todo lo que no tuvieron.

    En mi caso aunque ya este satisfecha y no pueda comer más, me cuesta mucho trabajo dejar comida en el plato.

    Yo si compro ropa, libros, bolsas, zapatos, comestibles, etc., no compro uno o poco siempre son varias.

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  5. ¡Excelente podcats So! Como muchos, yo igual sufrí de escasez. Y una que recuerdo bien fue la ropa, contrario si a lo que comentás. Casi no tenía ropa, mi papá no nos podía comprar ropa nueva cada que quisiéramos; solo que ahora(bueno en mis inicios de trabajar por mi cuenta) me daba ese gusto del que la vida me privó muchos años. La ropa me llenaba ese vacío que viví por muchos años. Saludos!!

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  6. Te lleve a mi ducha. Mientras me enjabonaba deje una cubeta o cubo bajo la regadera para el ahorro del agua. Pero al salir me quede vistiendo frente a la zapatera y algo me hizo clic con la ropa. Mi zapatera estaba llena de pares rotos o desgastados que «llevaría» con el zapatero. Yo no tengo colección de zapatos sin usar. Tengo zapatos sin usar por que ya los desgaste. Así que manos a la obra. Aunque me quede con menos pares, esos zapatos viejos solo ocupan espacio. Ahora tengo una zapatera que llenar. Y se que la acumulación es un mal de la escasez. Acumular para «reparar» por que todavía medio sirve. Gracias So

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  7. Me ha encantado este podcast 238, Sonia. Qué certero lo que dices y qué forma más sincera y enriquecedora de hacerlo llegar. Gracias! Estoy muy de acuerdo con tu exposición y, personalmente, veo en ella dos factores claves para mí: que las personas que nacimos en los años 70 llevamos esa escasez inoculada en vena, y cuánto nos podemos lastrar a nosotros mismos para llevar una vida plena…
    Escuchándote, se me ha venido a la mente si esa escasez material pudiera estar relacionada con escasez afectiva; es decir, hasta qué punto niños deseados y queridos (y educados con cariño y no con consentimiento, por supuesto) desarrollan un antídoto contra sentimientos y creencias de escasez, y viven la abundancia como un estado natural de vida. Me encantaría saber tu opinión al respecto! y si es en otro podcast, pues encantada, porque aprendo mucho de tus palabras y disfruto oyéndolas.
    Un abrazo

    Responder
  8. hola los datos que aportas son muy interesantes el dinero en mi vida es un tema complicado para mi que a la fecha me cuesta mucho hablar con mi esposo creo que las cicatrices son muchas y lo peor de todo es que aveces ni siquiera sabes que las tienes, entrar en este proceso de reconocer lo que no esta bien es el primer paso y para muchos es algo sencillo a mi me esta costando demasiado pero me da gusto haber empezado seguiré trabajando y espero la cosa mejore porque en un futuro no muy lejano me gustaría fueras me asesora financiera

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  9. Hola Sonia.
    Realmente mucho para revisar y actuar. Por parte de mi mamá sí hubo escasez de familia, mis abuelos salidos de la guerra civil española, y aunque mamá manejó muy bien el tema de la escasez para que se notara lo menos posible y con mucho sacrificio para sí misma, sí quedaron costumbres muy arraigadas, algunas buenas como cuidar las cosas y otras no tanto. Y, sí, hay mucho en lo que me identifico (casi todo, diría), soy acumuladora, pero en lo que sí lo sigo haciendo es en la ropa, en general tengo lo que me gusta (esté de moda o no) y lo uso mientras puedo y si no trato de reformar, arreglar, lo que sea. Hace poco saqué unas camisetas de algodón que sólo servían para trapos (y tengo suficientes) y se las llevé al mecánico y le dije que no se riera: había una conmemorativa del paso del cometa Halley ¿alguien se acuerda en qué año fue? 1986 (la guardaba porque era un recuerdo de una persona muy querida), y aunque vengo haciendo mucho trabajo sobre el tema de la acumulación todavía es bien difícil.
    También tengo una anécdota muy parecida a la de la chamarra: mi exposo me quería comprar un anillo de oro con una esmeralda (en Colombia) y yo no quería (en parte por el precio, pero en realidad porque no me gusta lo dorado ni las joyas en particular), mientras discutíamos el vendedor miraba cada vez más asombrado por la situación, él me llevaba 10 años pero la diferencia parecía mucho más, así que más parecíamos amantes que pareja, realmente después nos reímos mucho. Una historia para el vendedor.

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  10. A mi me costaba mucho dejar la ropa ir, me ayudó muchísimo leer el libro de Marie Kondo para empezar a manejar mejor eso. Y si me cuesta comprarme cosas nuevas, puedo pasar años usando la misma ropa porque no quiero gastar y «aun sirve», así que con ese método de a poco voy desprendiéndome de cosas que no me hacen feliz.. pero cuesta.. a veces creo que soy un poco acumuladora.. me cuesta muchísimo dejar ir libros, notas, cuadernos.. eso sí que me cuesta. Y elementos de trabajo (como máquinas industriales para coser, rollos de tela), que ya no uso podría venderlos pero aún no logro dejarlos ir.

    Responder
  11. Una infancia de escasez me dejó varios recuerdos. Algunos divertidos porque despertaron muchas chispas de creatividad. Sin embargo, también quedaron otros como por ejemplo: en el colegio, yo tenía dos estuches de lápices, uno mío que cuidaba como tesoro y usaba con mucha prudencia, y el otro estuche que tenía lápices rotos, desgastados, etc. que usaba para prestar a los compañeros. Ahora pienso que lo hacía porque tenía miedo de perder lo poco realmente bueno que tenía.
    Hasta hoy, me cuesta mucho prestar mis cosas o compartir. Qué recuerdos!
    Gracias.

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