Eduardo nos regala este post muy acertado en relación a las decisiones de compra.
He sido profesor del curso de Precio por varios años y he vivido atento a las estrategias que usan las empresas para ganar más a la hora de vendernos sus productos. Me resulta especialmente interesante hacerle seguimiento a aquellas marcas que usan estrategias de precios premium. Y me resulta aún más interesante cómo nosotros, como consumidores, estamos dispuestos a pagar estos precios elevados sabiendo que estamos dejando altas utilidades al vendedor.
Mi interés no se enfoca en aquellos consumidores que tienen todo el dinero del mundo y no pasan por el complejo proceso de decisión ante una compra cara. Prefiero tratar de entender a aquellas personas para las cuales una compra de este tipo implica un proceso de decisión prolongado y múltiples sacrificios mientras que, simultáneamente, tratan de regirse por un plan financiero, con objetivos de ahorro y gastos y con metas claras… alguien como yo.
Creo que los ejemplos son la mejor manera de proceder en este tipo de casos. Digamos entonces que pasé por una tienda y me enamoré de una corbata. No la necesito, pero sé que eventualmente se presentarán muchas situaciones donde podría usarla y exhibirla. Entré a la tienda, pedí verla y me enamoré más, aunque empezaba a sentir esa ansiedad de saber que es una marca cara y que seguramente estaría fuera de mis posibilidades. Pregunto el precio y confirmo mi teoría: US$200.
De ese momento en adelante empieza a batalla. Un lado de mi mente quiere la corbata y está dispuesto a pagarla con la tarjeta de crédito con tal de tenerla de inmediato. Este lado de mi mente es el que quiere satisfacer todos mis “gustos” sin importarle las consecuencias… y ¡qué difícil es controlarlo!
El otro lado de mi mente tiene tatuados mis objetivos financieros y me empuja a lograrlos. Tiene clarísimo que habrá múltiples sacrificios en el camino, situaciones como ésta en las que debe privarme de comprar aquellas cosas que realmente no necesito, pero quisiera tener. Este lado racional puede resultar aburrido y suele ser el aguafiestas. Pero es el que – casi siempre – me permite seguir enfocado y avanzando hacia el objetivo final.
Es cierto, aunque quisiera que así fuese, no siempre gana el lado racional y a veces tomo decisiones impulsivas. Pero soy humano y he entendido que ese desfogue eventual es lo que me permite seguir enfocado. He aprendido a perdonarme cuando caigo y me compro algún producto que, me queda claro, cuesta muchísimo más de lo que estaría dispuesto a pagar en condiciones normales por un producto similar. A fin de cuentas, esos “gustitos” cumplen un determinado objetivo y me satisfacen en algún nivel.
¿Hubiera comprado la corbata? Seguramente no… al menos en ese momento (gracias a la claridad de mi plan financiero). Pero me hubiera asegurado de tenerla eventualmente. Las opciones son diversas: esperar alguno de esos meses en donde los ingresos son mayores, empezar a ahorrar mensualmente para este objetivo, compensar haciendo ajustes en mi presupuesto de gastos para encajar una compra de ese tipo. En fin, cuando uno quiere algo, muy posiblemente encontrará la manera de conseguirlo.
Mi experiencia de los últimos años me ha demostrado que uno puede tener finanzas ordenadas, metas claras y planes trazados y, a la vez, ser víctima eventual de compras caras. La clave, como siempre, es alcanzar algún tipo de balance. No irse a un extremo ni al otro nos permite avanzar hacia dos objetivos en paralelo y mantener viva la motivación para seguir avanzando.
8 comentarios en «¿Comprar o no comprar? Cuestión de Precio»
Hay gente que confunde el valor con el precio
L aredacción y el post me gusto mucho. Es tan frustrante cuando después de mucho tiempo de seguir la «dieta» financiera no logras comprarte algo, aunque luego viene la cruda moral si lo haces antes de tiempo. Me gusta mucho la parte que comentas: «…No irse a un extremo ni al otro nos permite avanzar hacia dos objetivos en paralelo»
Me gusta y compartimos un punto: si siempre se la pasa uno buscando no gastar va a llegar el momento en que va a explotar como olla de presión todo ese estrés que causa no poder comprar las cosas que nos gustan, así que es mejor que salga de a poquito y de la manera menos dolorosa económicamente XD
¡Hola So y ovejonautas!
Uno busca siempre diferenciar entre una necesidad real y un deseo emocional, pero nos la pone tan dificil nuestra canicabesócola que terminamos cediendo a nuestros deseos de poseer aún y cuando no se necesario.
Bendita sociedad de consumo que nos pone en hartas disyuntivas y ponea prueba nuestra determinación de vivir de una manera digna sin deudas inecesarias.
Bien por Lalo, invitado de hoy.
¡Abrazos desde el fan del norte!
Antes que nada, quiero agradecer a So por la oportunidad de compartir con su comunidad de lectores este post.
Gracias también por los comentarios… creo que el tema de la relación emocional con el dinero es uno de los más explorados y los menos comprendidos, por eso mi interés por desarrollarlo en este post.
Bueno he de confesar que soy de los que se dejan llevar por la emocion y a veces perfiero comprarme una camisa de 50 dlls a 2 o 3 mas baratas